Las Cronologías Imposibles
Las Pruebas palpables de Extraterrestres en la Antigüedad
Una antigua
civilización de dioses y semidioses habitó en la Tierra antes que los seres
humanos, y hasta la época del Diluvio.
Todavía en el año 1000 a.C. existían los
Gigantes.
Existen
indicios, evidencias, y pruebas, que demuestran que la Historia retrocede mucho
más en el tiempo de lo que siempre se ha creído, en una época remota en la que
todavía no existían ni los seres humanos. Pero sí habitaban y reinaban en la
Tierra otros seres. Una época remota enterrada por la arena del paso del
tiempo, pero de la que conservamos algunos recuerdos...
De hecho, mucho tiempo después del Diluvio,
todavía seguían quedando en la Tierra seres gigantes. Cuando el pueblo hebreo,
bajo el mando del patriarca Moisés (año 1500 a.C.) conquistó la tierra de
Canaán, en donde se encuentra el actual Israel, tuvo que enfrentarse contra
gigantes. Y más tarde, hacia el año 1.000 a.C. el Rey David luchó contra un
gigante llamado Goliath.
Hacia el año 1000 a.C. los israelitas
terminaron con los últimos gigantes, los cuales eran seres viles y muy
violentos.
Pero existen otros registros sobre la existencia
de seres con formas extrañas, entre ellos los Gigantes. Por ejemplo, en la obra
épica griega de "La Odisea", escrita por Homero, el Rey de Itaca,
Ulises, y sus hombres, tienen que enfrentarse, durante su aventura náutica por
las Islas Griegas, con muchos seres poderosos, entre ellos el Gigante Polifemo,
que vivía en una isla. Oficialmente la obra de "La Odisea" se cree
que fué escrita hacia el siglo VIII a.C. pero probablemente la historia que se
narra sucedió en el 2º milenio a.C.
Es decir, que tanto la Biblia como las obras
literarias del mundo antiguo nos hablan de seres poderosos, no humanos, que
vivían en la Tierra.
En 1.991 el geólogo de la Universidad de Boston, Robert Schoch detectó que la
Esfinge de Gizeh, en Egipto, había sufrido erosión de agua varios milenios
antes de que comenzara oficialmente la Civilización de Egipto.
Por su parte, los investigadores Robert Bauval y Graham Hancock, autores del
libro “El Misterio de Orión”, mediante la utilización de un programa
informático que recreaba el paisaje astronómico en el pasado, calcularon que el
conjunto de Gizeh fue posicionado hacia la Constelación de Orión sobre el año
10.500 a. C.
El geólogo
de la Universidad de Boston, Robert Schoch, (a la izquierda), detectó erosión
pluvial en la Esfinge de Gizeh, acontecida varios milenios antes del Imperio
Antiguo Egipcio. Según los cálculos astronómicos de los autores de “El Misterio
de Orión”, Robert Bauval (centro), y Graham Hancock, (derecha), el conjunto de
Gizeh fue posicionado hacia Orión sobre el año 10.500 a. C.
MESOPOTAMIA
Nombre griego que significa “Entre los ríos” y que se refiere al país
comprendido entre los ríos Tigris y Eufrates. Comprendía distintas regiones
como Sumeria al sur, Acad en el centro, y Asiria, en el norte. En muchas
ciudades de esta civilización, se han hallado muchos objetos y documentos
antiguos que testimonian las huellas de un pasado remoto sorprendente.
Acad
Ciudad situada a 50 kms al noroeste de Babilonia, también llamada Akkad, Agade,
Abu Habba, y Sippar, que significa “ciudad de libros”, lo que indica que esta
población fue célebre a causa de sus bibliotecas. Según las crónicas halladas
por los arqueólogos, fue la capital del octavo monarca antediluviano, Emenduranna,
quien reinó durante 21.000 años.
Las Tablillas de Nippur
Nippur o la ciudad de Nimrod, a 80 kilómetros al sureste de Babilonia, fue
excavada por la Universidad de Pensilvania bajo los arqueólogos Peters, Haynes
y Hilprecht, entre 1.880 y 1.900. Se encontraron 50.000 tablillas que se cree
que fueron escritas durante el tercer milenio a. C., incluyendo una biblioteca
de 20.000 tomos, diccionarios y obras completas sobre religión, literatura,
leyes y ciencias. También se hallaron archivos de unos Reyes muy longevos.
Prisma de Weld
El Prisma dinástico de Weld: La Lista de los
Reyes Sumerios
Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios,
encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de Nínive, del
siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original que probablemente fue
escrito durante la tercera dinastía de Ur o un poco antes. El ejemplar mejor
conservado de la Lista de Reyes Sumerios es el llamado Prisma de Weld-Blundell.
El Prisma de Weld fue escrito en cuneiforme hacia el 2.170 a. C. por un escriba
que firma como Nur-Ninsubur, a finales de la dinastía Isin. El documento ofrece
una lista completa de los Reyes de Sumer desde el comienzo, antes del Diluvio,
hasta sus propios días, cuando reinaba Sin-Magir, Rey de Isin (1.827 a. C -
1.817 a. C) incluyendo además y expresamente a los 10 Reyes Longevos que
vivieron antes del Diluvio Universal.
Se trata de un prisma excelente, de barro cocido, que fue hallado por la
expedición Well-Blundell en el año 1.922, en Larsa, hogar del cuarto rey
antediluviano, Kichunna, unos pocos kilómetros al norte de Ur, y que
posteriormente ha sido depositado en el Museo Ashmolean de Oxford. Se cree que
el objeto es anterior en más de un siglo a Abraham, y fue encontrado a poca
distancia del hogar del patriarca hebreo.
La lista comienza así: “Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde
según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en la sede del Reino”.
La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del
Diluvio: “Después de que las aguas cubrieran la tierra y que la Realeza
volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó en Kis”. El objeto de la Lista
Real era demostrar precisamente que la monarquía bajó del Cielo, y que había sido
elegida una determinada ciudad para que dominara sobre todas las demás.
Beroso (Berossus), el historiador y
escriba babilonio del año 300 a. C., basando su historia en archivos del Templo
de Marduk, copiados a su vez de inscripciones primitivas, muchas de las cuales
han sido descubiertas, nombró a los 10 Reyes Longevos de Sumeria, que reinaron
entre 10.000 a 60.000 años cada uno de ellos. “En los días de Xisuthro
(Zinsuddu) –dice Beroso– ocurrió el Gran Diluvio”.
Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados
como siguen:
“Entonces, (después de
Utnapishtim) el Diluvio destruyó la Tierra”. Estos son exactamente los mismos
reyes que cita el historiador babilónico Beroso.
EGIPTO
En las cronologías de la civilización egipcia nos encontramos también con la
presencia de unos seres, conocidos como Dioses y Semidioses. Los historiadores
ortodoxos prefieren utilizar otros nombres, y a veces los “semidioses” pueden
ser traducidos como “manes”, y los Espíritus se quedan convertidos en “héroes”.
Se busca una coherencia en una lógica imposible, aunque sea a costa de profanar
lo “sagrado”. Algunos de los documentos históricos más significativos que
registran el pasado de la civilización egipcia son por ejemplo el Papiro de
Turín, la Piedra de Palermo, y los textos que escribió el sacerdote egipcio
Manetón. Pero hay más.
El Papiro de Turín
También conocido como Canon de
Turín, no se conserva completo, y está escrito en lenguaje hierático. Se deduce
que originalmente debía contener más de 300 nombres de Reyes, detallando con
precisión los años, meses y días de cada reinado. Recoge los reinados de 10
llamados Dioses o Neteru y de varias dinastías de semidioses, como las de los
Shemsu-Hor (Compañeros de Horus) y los Venerables de Menfis.
La cronología del Papiro de Turín finaliza así: “Los Akhu, Shemsu Hor, 13.420
años; reinados antes de los Shemsu Hor, 23.200 años; total: 36.620 años”.
La Piedra de Palermo se encuentra en el Museo de Palermo.
La Piedra de Palermo
A juzgar por el último rey que
aparece en el listado, debería pertenecer al reinado del Faraón Neferirkare
(2.446 - 2.426 a. C.), Rey de la V dinastía. Se trata de la mitad de una enorme
losa de diorita negra, que originalmente debía medir aproximadamente unos 2
metros de longitud y 60 cms de altura, y que actualmente se puede contemplar en
el Museo de Palermo, aunque en realidad existen 7 fragmentos en total
distribuidos por diferentes museos del mundo. El documento, en escritura
jeroglífica, da cuenta de 120 reyes predinásticos que reinaron antes de que
existiera oficialmente la civilización egipcia. De nuevo aparecen los nombres
de los misteriosos “Dioses” y “Semidioses” engrosando las genealogías reales
egipcias.
Manetón de Heliópolis
Manetón fue un sacerdote egipcio de Heliópolis que vivió en el siglo III a. C.,
durante los reinados de Ptolomeo I y II poco tiempo después del historiador
babilónico Beroso, siendo ambos casi contemporáneos. Las cronologías que
detalló Manetón encajan perfectamente con el Papiro de Turín y la Piedra de
Palermo.
Manetón escribió “La Historia de Egipto” en 3 volúmenes o tomos, que en
realidad ya no existen. Pero nos han llegado fragmentos recogidos por distintos
autores. Por un lado, las citas de Flabio Josefo (siglo I d. C.); y por otro,
los escritos de los llamados “padres” (autores relacionados con la Iglesia),
como Julio Africano (siglo III d. C.), Eusebio de Cesarea (siglo IV d. C.), y
Sincelo, conocido como Jorge el Monje (siglo IX d. C.).
Eusebio de Cesarea
Pues bien, según recoge Eusebio, una dinastía de dioses reinó en Egipto durante
13.900 años: el primer dios fue Vulcano, el dios descubridor del fuego, después
el Sol, Sosis, Saturno, Isis y Osiris, Tifón hermano de Osiris, y Horus hijo de
Isis y Osiris. A estos, siguieron dinastías de Semidioses héroes que reinaron
durante 11.025 años. Lo que hace un total de 24.925 años. A partir de ese
tiempo, aproximadamente sobre el 3.000 a. C. reinaría el primer faraón humano.
Parece que oficialmente es Menes el primer Faraón hombre, también identificado
como Narmer, pero seguramente hubo algunos otros anteriores. De hecho se sabe
que anteriormente a Menes reinaron otros monarcas como el Faraón Escorpión y el
Faraón ka.
Lista de los primeros Reyes de Egipto, según
Eusebio de Cesarea:
Sincelo (Jorge el Monje)
Según transmite Sincelo (Jorge el Monje), Seis dinastías de dioses reinaron
durante 11.985 años. De nuevo, Hefesto dios del fuego, Helios o Sol,
Agatodemon, Cronos o Saturno, Isis y Osiris y Tifón hermano de Osiris. Los
primeros 9 semidioses que cita Sincelo son Horus (hijo de Isis y Osiris), Ares,
Anubis, Heracles, Apolo, Amón, Titoes, Sosus, y Zeus, abarcando entre estos 9
semidioses un periodo de unos 2.645 años aproximadamente de reinado en Egipto.
A continuación, siguen sucediéndose dinastías de semidioses, espíritus, o héroes,
abarcando entre todos ellos miles de años de reinados en Egipto, en unas cifras
similares a las que establece Eusebio. Y todo esto, antes de que empezara a
reinar en Egipto el primer faraón según la Historia oficial.
La primera Dinastía Legendaria de Egipto, según
Sincelo:
Hay pequeñas diferencias entre las cronologías de Eusebio y Sincelo, pero ambas
básicamente son muy similares en la línea y en el concepto esencial. Por
ejemplo, Sincelo cataloga a Horus como el primero de los Semidioses, mientras
que Eusebio lo nombra como el último de los dioses. Y además hay que tener en
cuenta que ambos autores, Eusebio de Cesarea en el siglo IV, y Sincelo en el
siglo IX, así como todos los demás, contextualizan siempre en algo los nombres
de los Reyes según sus propias épocas, culturas, lenguas, y lugares de
procedencia.
Todo el mundo ha concebido por ejemplo a Isis y Osiris como personajes
únicamente mitológicos. Sin embargo el historiador Sincelo, por citar a uno
cualquiera de ellos, basándose en las informaciones de Manetón, da fé de la
existencia de este matrimonio de dioses, y establece que reinaron durante 433
años.
Si todos estos reyes hubieran sido figuras inventadas, probablemente no se
hubieran hecho constar la duración de sus reinados en cifras tan exactas, sino
que simplemente se habrían presentado esos períodos como espacios de tiempo
indefinido. Llama la atención entonces por qué había tanta precisión en los
cómputos de la duración de los reinados, como si hubieran sido acontecimientos
completamente reales.
Gigantes e Híbridos
En cuanto al aspecto físico de los seres referidos en las antiguas cronologías,
según refieren los escritos, se sabe que los Semidioses, héroes, etc.,
descendientes de los dioses, eran físicamente mucho más altos, voluminosos y
fuertes que los seres humanos. Por eso se les llamaba también a menudo como
“Gigantes”. A este respecto se han encontrado multitud de momias y esqueletos
de individuos, repartidos por toda la Tierra, que vivieron en la antigüedad,
que superaban los 2 metros y 3 metros de altura, incluso mucho más.
Generalmente solían tener el pelo rubio y ojos claros. Por ejemplo, a través de
las distintas fuentes de Manetón se habla del Monarca Sesocris, de quien
se dice que su estatura era de 5 codos y 3 palmos (unos 3 metros).
1.- Estatua
femenina de diosa con cabeza de reptil, procedente de Ur.
2.- Dios demonio con cabeza de chivo o carnero
procedente del Valle de los Reyes. Egipto. (Museo Británico).
3.- Un dios alado con cabeza de águila
procedente del Templo de Ninurta.
Seres transformados como híbridos, mitad animales mitad humanos, imágenes
representadas constantemente en la antigüedad, consideradas hoy en día como
mitología. Pero una mitología que sin embargo para los antiguos era una
religión muy real. Los dioses, seres reales que eran ángeles caídos o demonios,
aquellos que se rebelaron en el Cielo, y que según la Biblia, descendieron a
habitar en la Tierra, podían materializarse y desmaterializarse a voluntad, y
adoptar cualquier aspecto físico, por ejemplo, un híbrido de animal con
humano....
Otras fuentes
* Por su parte, Julio Africano vuelve a referirse a los
dioses, los semidioses, héroes y “espíritus”. Detalla que después del Diluvio,
la primera casa real egipcia tuvo 8 reyes, el primero de los cuales fue Menes
de Tis, que reinó durante 62 años. Fue arrollado por un hipopótamo (Eusebio
precisa que era un dios en forma de hipopótamo) y pereció.
* Otros escritos antiguos recogen
fragmentos procedentes de Manetón,
como las selecciones latinas de Bárbaro, un autor que se cree que dependió de
Julio Africano, y que podría identificarse con el Monje Aniano. Presenta
pequeñas diferencias cronológicas habituales, pero igualmente se explaya en
desarrollar largas genealogías de dinastías divinas y semidivinas.
Y otro fragmento del sacerdote egipcio de Heliópolis se recoge en la Crónica de
Malalas, en torno al 500 d. C., en el que se explica que “el primer Rey de
Egipto pertenecía a la tribu de Cam, el hijo de Noé, llamado también Naracó,
pero anteriormente a éste, existieron otros antiguos reinos de Egipto, ya
señalados por el sapientísimo Manetón”.
* No podemos olvidar tampoco el
importante testimonio de Diodoro de Sicilia,
un famoso historiador griego del siglo I a. C., que empleó 30 años en escribir
una Historia Universal, para lo cual visitó todos los lugares y monumentos que
mencionó. En Egipto fue ilustrado por los sacerdotes y eruditos egipcios de
aquella época, y no dudó en escribir que los primeros monarcas del país del
Nilo reinaban desde hacía 23.000 años. Otra vez asomaban dioses y semidioses en
la cronología de Egipto, en un tiempo en el que todavía no reinaban los seres
humanos.
* Hay muchos otros testimonios
extraordinarios de seres extraterrestres en la Tierra, como por ejemplo las figuras
pintadas en Tassili, reproduciendo lo que parecen seres y naves de fuera de la
Tierra, raptando a mujeres, y en otras actitudes.
Pero además de estos valiosos escritos, existen otras fuentes, como por ejemplo
las que recoge en su libro “En busca de la Edad de Oro” el investigador Javier Sierra, de la mano de Robert Bauval:
“Robert Bauval me remitió a otros documentos
egipcios mucho más antiguos que los escritos de Manetón, para ayudarme a
centrar el problema. Esos documentos son los ya célebres Textos de las
Pirámides, hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías, o en los
menos conocidos Textos de la Construcción*, esculpidos a lo largo de los muros
de los templos de Edfu y Dendera. En ellos, según Bauval, se encierra la pieza
clave para entender quiénes fueron los verdaderos fundadores de Egipto”.
[* Textos de la Construcción:
En el Templo de Edfu están grabados los Textos de la Construcción. En éstos se
habla de unos constructores conocidos con el nombre de los Siete Sabios,
procedentes de una isla arrasada por las aguas. Estos sabios fundaron una
hermandad secreta (Shemsu-Hor), con el objetivo de preservar, generación tras
generación, algunos de los conocimientos matemáticos y astronómicos más
relevantes].
Por último, también tenemos La Biblia o Sagradas Escrituras como documento
histórico que habla también de unos dioses que bajaron a la Tierra y de sus
descendientes gigantes, llamados también "héroes de renombre".
También la Biblia relata acerca de una longevidad primitiva, sobre todo en la
época antediluviana. En su primer libro, Génesis, se revela por ejemplo que Noé
vivió 950 años. Enós vivió 905 años. Cainán vivió 910 años. Mahalaleel vivió
895 años, y así un largo etcétera.
¿Años convertidos en Meses?
Algunos autores oficialistas han intentado explicar por qué los historiadores
egipcios y los documentos encontrados hablaban de unos reyes antiguos tan
longevos y de la existencia de unos seres considerados como dioses y
semidioses. Según esta visión, los años en realidad serían meses, y todo lo
referido a los dioses debía considerarse como simple mitología. Esa sería la
única manera en la que podría explicarse el enigma de las "Cronologías Imposibles".
Pero este tipo de cómputo por meses no cuadra, porque entonces surgirían varios
interrogantes:
1.- Si todos los historiadores y
documentos antiguos, (piedras, estelas, papiros, etc...) a partir de la primera
dinastía oficial de Menes, y siguiendo con las dinastías del Imperio Antiguo,
Imperio Medio e Imperio Nuevo, contabilizan siempre los años como años y nunca
como meses, ¿Por qué hay que considerar que los años se convierten en meses
desde Menes hacia atrás en el tiempo?
2.- Dado el dominio magistral de las
ciencias y los avanzados conocimientos celestes y astronómicos (en la
antigüedad astronomía y astrología eran lo mismo) que tenían los egipcios,
¿cómo podrían confundir, o interpretar, un ciclo anual celeste con todas sus
características, estaciones del año, paso de las constelaciones, solsticios,
etc..., con un ciclo mensual?
Para cualquier astrólogo y astrónomo de hoy en día, esa explicación sería un
disparate absolutamente espectacular. Se nos hace del todo imposible imaginar
que los eruditos de Egipto pudiesen cometer semejante equivocación, antes al
contrario, acusar de tal proceder viene a ser poco menos que un insulto para
los conocimientos de los moradores de las riberas del río Nilo. La conclusión,
evidente, es que un ciclo astronómico anual para los egipcios siempre fue de 1
año natural y nunca de 1 mes.
El mismo cómputo del tiempo sirvió para medir los reinados de los faraones
humanos y el de los Reyes Dioses. Precisamente el movimiento y la vida de la
bóveda celeste constituían para los egipcios la base de su religión, a la que
confiaban sus almas, y respetar dichos ciclos cronológicos y celestes era algo
absolutamente sagrado e imprescindible.
3.- La Historia y Ciencia oficiales
han intentado interpretar los años como meses porque no les cuadran las
cuentas. Se han inventado un cómputo de tiempo hecho a nuestra medida, a la de
los seres humanos en la actualidad. Pero la contabilidad cronológica egipcia o
babilónica iba por otro camino. Hemos visto ya, por ejemplo cuando hemos citado
el Papiro de Turín, que los reinados de los Reyes se medía minuciosamente en
años, meses y hasta en días. Luego entonces no hay justificación ninguna como
para poder interpretar o confundir los años con los meses, ni los meses con los
días.
¿Quiénes eran Los Akhu?
Algunas de las familias de Semidioses que reinaron en Egipto son denominadas
“Akhu” o Espíritus. Akhu deriva de la raíz Akh, que significa luz, fulgor o
brillo. Se puede traducir como espíritu transformado, espíritu luminoso, ser
desarrollado o evolucionado, ser transfigurado, ser sobrenatural, etc... El
Akhu tenía la cualidad de que podía dar a su ser cualquier forma que deseara.
Un ser o espíritu se transfiguraba para intervenir en el mundo físico de la
Tierra.
El Akhu se representaba como “un pájaro”, pero ante las personas se
aparecía como si fuera un fantasma. Eran seres que podían intervenir tanto en
el plano físico como en el plano invisible.
Cronologías imposibles en todo el mundo
Pero no sólo fueron los egipcios o babilonios, también los persas, hindúes,
griegos, etc..., todos los pueblos antiguos escribieron acerca de una
civilización de dioses y semidioses, y acerca de la gran longevidad de los
primeros habitantes de la Tierra. ¿Todos los registros del mundo hablaban de
dioses porque sí, y tenían los mismos errores de computación del tiempo,
referenciando a unos reyes tan longevos? ¿De dónde podrían venir tales
tradiciones sino del hecho mismo de que esos dioses existieron realmente, y que
los habitantes de aquella época remota antediluviana vivían ciertamente muy
largo tiempo?
¿Todo lo presentado aquí es simplemente la fabulación mitológica de los
antiguos? Desde luego que no. Porque si por el contrario optamos por aceptar la
versión de la ciencia oficial actual, entonces sí que tenemos que prepararnos
para encontrar una explicación mucho más fantasiosa y manipulada, a la vez que
contradictoria.
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